A nivel general, podemos decir, que es en el siglo XX donde se produce el desarrollo de esta disciplina, dentro de las ciencias de la educación. Actualmente la evaluación está dentro del sistema educativo, pero también a sobrepasado a otras áreas de la vida, pues nos evalúan para un trabajo, piden que evaluemos un producto, encuestas políticas, etc.
Gracias al auge de la evaluación en todo ámbito, es que se ha podido perfeccionar en el área educativa.
Fue en la segunda mitad del siglo XX, cuando la evaluación en la educación comenzó a transformarse, pues se entendió y aplicó de otra manera, lo que aportó a su desarrollo. Es Ralph Tyler, quien le dará un sentido profesional y metódico a la evaluación.
Pero en la década de los 70, se produce una involución, al desvirtuarse por su uso excesivo.
Actualmente hay evaluaciones estandarizadas (cuantitativas) y cualitativas, que tienen ventajas y desventajas, como iremos viendo más adelante.
Es fundamental entender que tanto el currículo, como la evaluación, se condicionan y determinan mutuamente. El currículo, será la carta de navegación, que permite al profesor mediar entre la teoría de lo que debe ser enseñado y lo que efectivamente se enseña. Es el plan de acción de lo que se trabajará en el aula. En consecuencia, debe haber una congruencia entre el currículo y la evaluación, pues sólo se debe evaluar lo que se ha enseñado.
Cada uno de estos qué, cómo, cuándo y quién se modificarán en función del tipo de currículo que se trabaje, es decir, si se enfoca en habilidades, procesos, competencias, contenidos, etc.
Por lo tanto, el currículo es una lectura orientada, no un procedimiento neutral, pues se evaluará desde un marco conceptual determinado.
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